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Descuidarnos es un peligro progresivo

Ya sé, ya lo sé, vivimos en tiempos modernos en los cuales se exalta una enorme filosofía que aboga por la belleza interna, para dejar de mirar el exterior de los demás y concentrarnos en lo que realmente importa, lo de adentro, como se piensa o se siente, y eso me parece hermoso; sin embargo, todavía sigue siendo una especie de filosofía utópica porque hay muchas personas que se fijan, de entrada, siendo lo primero que se ve, la apariencia o el cómo luce una persona.

Tal vez algún día seremos una sociedad muy civilizada que se fija en las cosas que importan, sin embargo, hoy no es así.

Así que como nos vemos y lucimos es algo importante. Nuestra apariencia importa, y con esto no estoy diciendo que debemos ser los estereotipos de belleza que nos venden los medios, para nada, no digo que todos deberían meterse al gym y luego operarse la cara, nooooo, definitivamente no es la idea, mucho menos mi punto, solo digo que debemos cuidar nuestra muy peculiar y particular estilo de belleza.

Ese es el punto, todos debemos cuidar nuestra apariencia física, y no solo por ser superficiales; es como lo decía hace unos instantes, parte del juego social es cuidar nuestra apariencia, y por más banal que suene, está conectado con nuestra salud. Así que no es vanidad cuidar nuestra apariencia es algo mucho más grande.

Solo piénsalo, y cuando se piensa lo frívolo que es cuidar la piel para evitar las arrugas o manchas, o pintar las canas a cierta edad, cuando se piensa que es algo únicamente de vanidad y se deja de hacer, es el comienzo del fin, y esos pequeños descuidos van sumándose de forma progresiva para en unos años ofrecer una imagen desastrosa.

Primero es el peso, porque es más rico comer y tener esa flexibilidad nutricional, luego es pelo, la cara, la ropa y terminas como un esperpento humano y todo es gracias a la suma de descuidos progresivos que al paso del tiempo se traducen en una imagen que para nada concuerda con tu mejor versión o tu ideal particular de belleza, y todo empezó con un descuido pequeño que se fue haciendo cada vez más y más grande.

De esto fui consciente en mi propia realidad y el hecho de que cada vez por trabajo y falta de tiempo para cuidar esas cosas que me parecen superficiales, esos descuidos progresivos hoy no puedo lucir mi belleza propia y en lugar de eso, unos kilos extras y outfits súper casuales me hacen ver fodonga, descuidada y hasta vieja.

Qué bueno no hay mayor problema más que un trauma existencial, pero, cuando se analizan esos descuidos, también hay una mala salud por sedentarismo y mala alimentación; así que descuidarse poquito es el comienzo de grandes descuidos y eso deberían avisarnos para saber los riesgos.

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