Filosofando

Cuidado con el orgullo

Si piensas atacar a alguien, herir susceptibilidades o incluso hacer enojar a una persona solo puedo darte un enorme consejo, uno que atesoraras con el paso de los años y es NUNCA HERIR EL ORGULLO AJENO, porque el orgullo en la especie humana es la posesión más preciada. Aunque este mal admitirlo y sea una característica negativa, está en nuestra especie; seguramente está en un cromosoma y si bien algunos tienen más desarrollado el sentido del orgullo, unos más que otros, cuando hieres el orgullo ajeno haces que esa persona se convierta en una olla a presión, en un psicópata o comienzas una guerra sin cuartel para defender el bien más preciado de alguien su orgullo.

Tal vez creas en este momento que estoy exagerando y estoy completamente loca al promover este tipo de filosofías, pero en realidad no digo si el orgullo sea bueno o malo, simplemente te digo que es muy peligroso atacar, menospreciar o anular públicamente el orgullo de alguien. De alguna forma el orgullo es lo que define o defiende a una persona, algo por lo que serían capaces de todo.

Dale Carnegie lo definió muchas veces en sus libros de superación, no de esta manera tan extravagante como lo hago yo, pero el preciso que si querías obtener lo mejor de alguien, debías atribuirle esa característica, una característica que apelara a su orgullo y a su ego, de tal manera que esa persona haría lo que fuera para mantener su imagen, es decir, quieres que alguien tenga una actitud positiva, pues Carnegie recomendaba que se le dijera a esa persona que era increíblemente buena en algo, un ejemplo sería decirle a alguien que es una buena cocinera. Cuando le atribuyes al ego y orgullo de alguien una característica positiva, esa persona hará lo que sea para conservarla y esa buena cocinera, que tal vez era promedio y tenía un buen platillo, pasará mucho tiempo mejorándose hasta que se convierta en la mejor cocinera que ella pueda ser.

Así funciona el orgullo, cuando se aplica de una manera positiva, pero cuando atacas el ego personal de alguien o el orgullo propio el resultado puede ser catastrófico. Por muchos motivos y principalmente si vas a afectar el orgullo ajeno, eso puede ser muy peligroso ya que ofender a alguien en ese lugar tan oscuro de la mente puede ser algo imperdonable, además cuando una persona se queda sin lo más importante, un parámetro que lo define socialmente, esa persona se convierte en un animal, metafóricamente hablando claro está.

Esa persona se convierte en un animal arrinconado sin nada que perder, y cuando una persona ya no puede perder nada, es capaz de cualquier cosa.

Creo que la lección de Dale Carnegie es valiosísima y nunca deberíamos menospreciar a alguien y mucho menos atacar su orgullo, en vez de eso deberíamos buscar una buena característica para que esa persona la desarrolle.

En mi caso muy específico, no hay nada que me moleste más o me haga tan mordaz como cuando atacan a mi ego, ese tipo de heridas me convierten en una persona implacable. Por lo que te recomiendo tener mucho cuidado con el orgullo ajeno, sin importar si es una simple bloguera o una persona de alta alcurnia.

El orgullo de alguien es su posesión más valiosa.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com