Filosofando

Cuando te equivocas en algo niégalo con vehemencia

Hace muchos años atrás, más exactamente durante la carrera, uno de mis mentores, bueno, realmente no era mentor, creo que estoy exagerando en el recuerdo para hacerlo más poético y que suene bonito, y es que no es lo mismo decir “un wey equis” a “un mentor”, creo que hay un mundo de diferencia y le da un énfasis distinto a mi historia, bueno, total, un wey equis, digo, uno de mis mentores una vez me dijo, “si cometes un error, hazlo ver como que lo hiciste a propósito”, en ese tiempo me pareció deshonesto, y bajo un enfoque más idealista yo soy de esas personas que se equivocan con gusto, bueno, el gusto esta en reconocerlo, no en equivocarse, así que, al igual que tú, me pareció deshonesto, ahora, no es para horrorizarse por algo tan simple como encubrir un error, pero bajo un análisis más profundo, tal vez si sea para escandalizarse la idea de que alguien hace lo que sea para encubrir una equivocación.

Después de todo, acaso no dicen que errar es humano, y que se espera siempre de una persona, que se equivoque, ¿acaso no nos enseñaron que reconocer una equivocación es algo que tiene un gran mérito?, ¿acaso no es así?

Creo que es muy difícil entender a la sociedad moderna, que en teoría reprocha el engaño, las mentiras y premia la verdad, cuando en la práctica es diferente y admitir una falta, una equivocación, un error, es algo que conlleva un castigo, una sanción moral y a veces hasta castigo público.

Por eso, tal vez más que deshonesto, ese consejo es maquiavélico y sumamente funcional, y es el salvavidas de supervivencia de los adultos modernos.

Pero aún sigue el debate sobre encubrir un error, pero, en verdad, es un gran consejo de vida aferrarse a que una estupidez que hiciste, no fue una estupidez, no fue un error, sino algo que se hizo deliberadamente para romper los esquemas, desafiar los estereotipos y poner a las personas a pensar.

De esa manera una pendeja se transforma en una originalidad, digo, después de todo los grandes aciertos de la humanidad, comenzaron por un error, entonces, porque habría de verse de una forma absoluta el bien o el mal de una mentira.

Claro, creo que hay que ser listos y ver que tanto uno se puede aferrar a encubrir un error.

Pues bien, acabo de corroborar por experiencia propia a lo que se refiere este consejo, y un error mío, simple pendejez mental y arrogancia que hizo que no verificara un dato, me hizo cambiar Michael Myers por Jason; pero ahora, por primera vez en la vida, seguí ese consejo de negar con vehemencia que me había equivocado y en lugar de eso, me aferre a que fue algo hecho a propósito para encontrar vida inteligente en el planeta.

Creo que, bajo esa lupa, un error puede convertirse en una gran originalidad y te libras de quedar como un vil pendejo.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com