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Cuando pareces piñata para la posada

La época decembrina está llena de alegría, celebraciones y, por supuesto, de deliciosos platillos que nos invitan a disfrutar de la temporada. Sin embargo, hay un momento en particular que a muchos nos hace reconsiderar nuestras decisiones alimenticias: la posada. Es esa ocasión especial donde los amigos y la familia se reúnen para festejar el inicio de la Navidad, pero muchas veces puedes sentir que, en lugar de un ser humano, ¡pareces piñata!

La preparación para las fiestas

Desde que comienza diciembre, la oferta culinaria parece multiplicarse. Los buñuelos, el ponche, los romeritos y, por supuesto, el famoso bacalao se apoderan de nuestras mesas. No se trata solo de disfrutar de la comida, sino de esa intensa y casi mística necesidad de probarlo todo. Pero, ¿qué pasa cuando no controlas esa curiosidad culinaria? Te levantas de la mesa sintiéndote como una piñata a punto de explotar.

Durante las posadas, las abuelitas sacan sus mejores recetas, y es difícil resistirse a ese famoso “solo una probadita”. Sin embargo, esas “probadas” se convierten en porciones completas, ¡y ahí es donde da inicio la transformación a piñata! Si antes te sentías ligero como el aire, un par de posadas más y estarás rodando por la calle.

El vestido para la posada

Elegir el atuendo para la posada es un arte. Optar por algo cómodo puede parecer una buena decisión, pero aquí viene la trampa: ¡los leggings y las playeras sueltas! Cuando finalmente miras tu reflejo y te das cuenta de que pareces una piñata, todo se vuelve más real. Las risas de tus amigos al ver cómo te aprietas con cada bocado hacen eco en tu mente, y en ese instante, comprendes que el exceso en la alimentación tiene su costo.

La lucha contra el exceso

Ya en la celebración, es imposible ignorar esa mesa llena de delicias. Con cada bocado que tomas, sientes que un pedazo de ti se convierte en una colorida envoltura de papel. Aquí es donde se requiere una estrategia para evitar que tu transformación a piñata sea permanente.

  1. Modera tus porciones: Intenta servirte menos y disfruta de los sabores.
  2. Bebe agua: A veces confundimos la sed con el hambre, así que mantenerte hidratado puede ayudar a controlar tu apetito.
  3. Mantente activo: Después de comer, una breve caminata te ayudará a sentirte mejor y evitar que tu estómago parezca un tambor de piñata.

La celebración de la risa

Finalmente, es importante recordar que la esencia de estas reuniones no está solo en la comida, sino en la compañía. Reírse de uno mismo cuando te ves en el espejo como una piñata puede ser liberador. Celebrar la vida, la amistad y las tradiciones es lo que verdaderamente importa.

Así que para la próxima posada, si ves que te estás convirtiendo en una piñata, recuerda que lo más importante está en reírte y disfrutar. Las fiestas son para celebrar, no solo con comida, sino también con buenos momentos y memorias que se quedarán contigo mucho después de que los dulces se han comido.

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Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com

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