Cuando escribo una tontería y encima con mala ortografía

¡Ay, la inspiración! Esa musa traicionera que nos susurra ideas geniales al oído… hasta que las plasmamos en un teclado. ¿El resultado? Un revoltijo de palabras sin sentido, aderezado con una ortografía digna de un meme. Si te ha pasado, ¡bienvenido al club! Si no, espera sentado, porque la vida tiene un sentido del humor muy particular.

¿Por qué nos pasa esto?

Bueno, hay varias razones. Quizás sea la emoción del momento, la falta de sueño, o simplemente que tu cerebro está funcionando a un ritmo diferente al de tus dedos. Cualquiera que sea la razón, el resultado es el mismo: una tontería monumental escrita con una mala ortografía que haría llorar a la Real Academia Española.

Ejemplos clásicos de cuando escribo una tontería (y cómo evitarlo):

  • El mensaje de texto “urgente”: Estás en medio de una junta, sientes que el mundo se acaba si no respondes ese mensaje, y zas, escribes algo incomprensible como “Yame viengo tade”. La solución: ¡respira hondo y espera a que termine la junta!
  • El posteo “profundo” en redes sociales: Te sientes filosófico, quieres compartir tu sabiduría con el mundo, y terminas escribiendo una reflexión tan enredada que ni tú mismo entiendes. La solución: ¡piensa dos veces antes de publicar! O mejor aún, ¡escríbela en un borrador y déjala reposar!
  • El comentario en el grupo de WhatsApp de la familia: Quieres ser gracioso, pero terminas escribiendo algo que ofende a tu tía abuela y desata una guerra familiar. La solución: ¡abstente de opinar cuando estés bajo los efectos del alcohol… o de la emoción!
  • Cuando escribo una tontería es porque mi cerebro va a mil por hora.

¿Qué hacer cuando ya escribiste la tontería?

¡No entres en pánico! Aquí tienes algunas opciones:

  1. Bórrala y haz como si nada hubiera pasado: Esta es la opción más cobarde, pero a veces es la más efectiva.
  2. Edítala y trata de darle sentido: Si te sientes valiente, puedes intentar arreglar el desastre. Pero ten cuidado, ¡podrías empeorarlo!
  3. Asume tu error y ríete de ti mismo: Esta es la opción más honesta y divertida. ¡Al final, todos cometemos errores!

La mala ortografía: un mal necesario (a veces)

Seamos honestos, la mala ortografía es un problema. Pero también puede ser una fuente de humor. ¿Quién no se ha reído al ver un letrero que dice “Se vende helados”? O al leer un mensaje que dice “Ola k ase”?

Así que, la próxima vez que te encuentres escribiendo una tontería con mala ortografía, ¡no te avergüences! Ríete de ti mismo y recuerda que, al final, todos somos humanos (y algunos somos más propensos a cometer errores que otros).

Después de todo, la vida es demasiado corta para tomarse demasiado en serio, ¿no crees? Y si alguien te critica por tu mala ortografía, ¡recuérdale que Cervantes también cometía errores! (Bueno, quizás no, pero suena bien, ¿no?). Lo importante es divertirnos y saber que a veces, escribo una tontería, pero lo hago con mucho cariño.

La próxima vez que te sientes frustrado por tus errores, recuerda que no estás solo. Todos hemos estado ahí. Lo importante es aprender de nuestros errores y seguir adelante. Y si no aprendemos, ¡al menos podemos reírnos de ellos!

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com