En esta vida supongo que hay cosas que son delicadas o sensibles, en esos temas se incluyen los dineros; ya saben, eso de prestar dinero a alguien puede hacer que la relación de índole que sea, se convierta en una bomba de tiempo, en el que cualquiera de las dos personas, va a explotar. Que me resulta curioso y la única persona que se podría molestar u ofender en eso de los préstamos es la persona que prestó el dinero, pero normalmente termina siendo al revés. Aclaro, hay personas que cumplen y pagan su deuda en la medida de sus posibilidades, así que cuando eso pasa no creo que sea necesario hacer un gran alboroto.
A mi realmente no me gusta prestar cosas o dinero, por eso de los malos entendidos o que arruinan amistades, pero cuando lo hago, lo estoy haciendo con todo el corazón, porque quiero y estoy en la plena conciencia de que la otra persona tal vez no me pague o tal vez sí, pero a un muy largo plazo. Esa lección la aprendí cuando era niña y mi hermano René, mi pequeño hermano René para todo me pedía prestado; yo era la ahorradora y el despilfarraba su dinero en todo. Así que cuando el necesitaba dinero para cualquier cosa, me pedía prestado como diría mi Abuelita “unos centavos”, diariamente.
Dinero que yo arrobada dejando de comprar dulces o porquerías para una emergencia, y entonces mi hermano me pedía prestado y yo lo hacía, obvio es mi hermano y está en problemas además, es un préstamo. Así yo llevaba mi cuenta que ascendía hace como 20 años a algo así de $300.00, en esos años y para un niño de 10 años, 300 pesos eran una fortuna y yo muy contenta le conté a mi padre mis planes para ese dinero, me iba a comprar una muñeca, pero el solo pudo cagarse de la risa y en plena carcajada me dijo, “hija NUNCA EN SU VIDA TE VA A PAGAR”, obvio yo me fui muy indignada por que no me iban a pagar y encima se habían burlado de mí.
Por cierto dato curioso, 20 años después Renecito sigue sin pagarme mis 300 pesos, que con el tiempo y la mora deben ser como, mmmmm, bueno no sé, mucho.
En ese momento entendí que cualquier cosa que preste, y más dinero, es probable que no se me devuelva, o a lo mejor sí; ya que luego la vida se balancee es otro boleto, pero cuando prestas dinero hazte a la idea de que no lo vuelves a ver pronto, por lo que prestar montos arriba de los $1,000.00 pueden ser inversiones de alto riesgo.
Pero lo repito, yo ya no cobro lo que presto a amigos o familiares, simplemente no lo hago y espero pacientemente a que me paguen, ¿entonces porque digo que cuando cobro soy la peor persona del mundo?
Ah, bien no cobro préstamos a índole personal, pero en mi trabajo una de mis múltiples tareas, además de diseño, trato al cliente, resulta que yo me encargo de cobrarles, nada más y nada menos que cobrar, ZAZ, y cuando lo hago paso de ser la persona agradable con la que trata el cliente a una fría arpía, desalmada sin familia, prestigio, ética o moral carente de alma, se los juro, dos minutos antes podría estar cotorreando con el cliente pero cuando resulta que tiene que pagar un servicio ya prestado yo soy una perra desgraciada.
Sin importar que yo sea muy amable, seria y siga un protocolo establecido para cobrar respetuoso, yo soy una maldita, ya cuando dejo de cobrarle podemos ser amigos a toda onda, pero cuando se trata de volver a preguntarles a mis clientes sobre los pagos, ESTOY SOBREPASANDO LÍMITES.
Yo entiendo que el país está en una crisis, hello, también vivo aquí y comprendo que las deudas pueden ser muy difíciles de sobrellevar pero esta empresa también tiene que pagar servicios, luz, teléfono y todo lo demás, que por cierto esos servicios no dan prorroga, solo es un servicio. Sin embargo para algunos de mis clientes, dije algunos, no todos están en esa casilla, cuando les estas cobrando se convierte en algo personal.
Pero no es personal, solo cobro para que la empresa siga viva, no lo tomen de la manera inadecuada, no es necesario que me manden por mail este tipo de mensajes.
Cuando se trata de números y de pagos retrasados o cobranza, tampoco esperen que este cotorreando y dependiendo del tiempo del atraso, será mi postura, nunca será irrespetuosa, pero no voy a jugar y me lo voy a tomar serio, porque es mi trabajo.