Que comience la engordadera
…y la tragazón
Si hay una época del año que nos permite ser indulgentes, permisibles y hacer todo eso que nunca hacemos en el año, (hablando de todo tipo de excesos), obvio es diciembre, una época con mucho significado que tuvo la mala suerte de convertirse en un despapaye sin fin; un exótico mes decadente en el que mucha comida, parranda, derroche, gastos y hasta lujuria, tienen lugar en una gran fiesta que dura 31 días en diciembre.
Ahora, esto es mega irónico, y nos pone a pensar en cómo un mes de reflexión y unidad, un mes en el que nos deberíamos acercar a la paz interior, la meditación y pensar en el verdadero significado de estos días, es todo menos eso.
Eso me parece loco, irónico, extraño y el mes en el que debemos evitar los pecados capitales, ese mes abundan cosas como la vanidad, gula, pereza, codicia, envidia y la lista sigue.
Así que apenas llega diciembre y ya todos nos estamos preparando para la fiesta sin fin.
Y cualquier meme de internet se queda corto, o será que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, ¿será?
Pues dejando de lado las críticas sociales, los juicios morales sobre lo que está bien, lo que está mal y cómo degenero en todo esto; creo que lo interesante está en analizar la mentalidad que nos llega el último mes del año y es engordar como puerco.
Mala suerte que la gula sea pecado capital, porque comer es riquísimo, es un placer casi divino y celestial, claro, cuando es buena comida.
La buena noticia es que, en diciembre, la comida que se sirve, entra en esa categoría, rica, sabrosa y muy calórica; esa debe ser la razón por la cual esperamos todo el año, bueno 11 meses a que llegue este momento, para desabrocharnos el cinturón y comer todo lo que se pueda.
En sus marcas, listos, fuera y a tragar como puercos.
Y es que, entre fiestas de fin de año, comidas de reunión, fiestas, posadas, o pre-posadas, piñatas, colaciones cenas de navidad y fin de año, además de los recalentados correspondientes, diciembre es el mes en el que nos ponemos bien gordis y lo disfrutamos.
Yo no sé qué pasa, pero la mentalidad colectiva es comerte todo, como si no hubiera un mañana; bueno si sabemos qué hay mañana, pero la mentalidad es comer todo lo que se quiera y pueda, total, en enero te pones a dieta.
Ese fenómeno me parece muy interesante, comer, excederse pues, no solo un día, oh no señor, durante todo un mes y pensar con alivio (como si fuese un permiso) que en enero se pueden borrar esos pecadillos golosos en los que caímos en diciembre.
Como la gente que se porta mal toda la semana y cree que con ir a misa el domingo lava sus pescados, así mero pasa con comer mal un mes, hacer ejercicio una semana en enero no borrara las llantas.
Lamentablemente ya casi llega diciembre y con este mes la mentalidad traga como puerco; aunque bien podríamos aplicar este año la de “todo con medida, nada con exceso” y ponerle alto o el freno a la engordadera y evitar llorar en enero.