Asiento reservado en el transporte público
Todos sabemos la funcionalidad del asiento reservado en el transporte público, si bien los iconos son bastante claros, de forma cultural sabemos que estos asientos se deben ceder a quien los necesite en cualquiera de estas circunstancias:
- Mujeres embarazadas o con bebe en brazos
- Personas mayores
- Personas con heridas o lesiones
- Minusválidos
Claro, estas 4 categorías si bien son claras, dejan fuera a otras personas que también necesitan el asiento, como niños, personas con alguna discapacitación o lesión, hombres cargando bebes o alguien que de verdad necesite sentarse en un trayecto largo cuando usa el transporte público.
Además, tal vez suene polémico, pero los minusválidos no necesitan el asiento, ellos viajan en su silla de ruedas, y para ellos hay lugares especiales para su silla; pero no hay manera alguna en la que puedas cederle específicamente a estas personas tu asiento, entonces algunas personas que se pasan de listas, no ceden a nadie que no entre en esas características su asiento.
De hecho, es tan común que las personas sentadas en estos asientos, el famoso asiento reservado en el transporte público, se hagan las dormidas, las muy distraídas, las que están en un trance o muy clavadas leyendo su libro o jugando en su celular.
Hombres, jóvenes, adolescentes, mujeres, quien sea, lo suficientemente cansado, hace lo que sea necesario para no ceder el asiento reservado en el transporte público, sin importar que justo enfrente de ellos, este alguien que lo necesite mucho.
Esa es la nueva queja o denuncia que se hace en las redes sociales, la falta de cortesía para ceder ese asiento. Ahora, no es que justifique a esas personas, pero no es una ley, más bien solo es cortesía y educación, esa es la razón por la cual encuentro ridículos, los escándalos que se hacen, sobre todo de algunas mujeres que se quieren hacer notar, cuando hacen sus escándalos para que las personas en el asiento reservado en el transporte público, se quiten, gritándole a esa persona que debe ceder el asiento a quien lo necesita.
Bien, no es que apoye en lo más mínimo a los y las haraganas que ocupan estos lugares; porque debería ser pura educación y respeto a los demás, de tal manera que no habría que designar lugares especiales para ceder el asiento, y sea dónde sea que estemos sentados, en un asiento reservado o no, cuando alguien necesita por salud, cansancio o simplemente porque trae muchísimas cosas, la pura cortesía nos debería hacer levantar para ceder nuestro asiento.
Creo que más que un reclamo o un asiento especial, debería ser un principio, una forma de reaccionar en la que somos amables con los demás; es por eso que siempre cedo mi lugar, este sentada dónde este, mmmmmm, bueno, solía cederlo de forma rigurosa cuando cualquier persona mayor que yo, estuviera cerca de mí, por puro respeto.
Ahora, digo que solía hacerlo, porque después de mi operación del apéndice, yo misma necesitaba ese asiento porque entraba en la categoría de persona con lesión, y después de esos meses, algo sucedió en mi espalda que despertó el intenso dolor que sentía en la espalda baja y a veces el dolor es tan fuerte, que incluso toser me hace sufrir.
Ya sé, nadie debería vivir así, y cante victoria muy rápido, porque después de algunas terapias de frio/calor creía que estaba como nueva; sin embargo me equivoque y el dolor es una constante.
En este momento necesito el asiento, porque estar parada muchas horas es muy doloroso, así que unos minutos sentada, pueden ser un gran alivio.
Pero como me veo sana, fuerte y joven, las personas suelen molestarse mucho, porque no cedo el asiento, de hecho, últimamente recibo mucho esa mirada de desaprobación en la que podría jurar que me están mentando la madre, ahora, lo irónico es que lo hacen personas que también se encuentran en un asiento reservado, o en un asiento, cualquiera podría cederlo.
Ahora, no estoy curándome en salud y escribí esto para sentirme mejor conmigo misma, en realidad es una reflexión en voz alta para que todos, los sanos y jóvenes, puedan ceder su lugar, y lejos de hacer escándalos porque alguien no cedió el asiento, hay que poner el ejemplo y uno mismo ceder ese lugar a quien lo necesita.
Y me puse a pensar mucho en esto, porque el otro día, mientras iba soportando mi dolor de espalda, una joven mujer, de unos veintitantos entro al vagón de metro con su madre, una señora bastante mayor y comienza con un discurso muy lastimero y prejuicioso sobre el asiento reservado y decía algo así, en voz muy alta, en tono reclamo, que los asientos reservados eran para personas mayores, lesionados, embarazadas y mujeres con niños.
Yo podía dejarlo pasar, pero no pude y le dije a la señora, no a la joven mujer, que tenía una severa lesión en la espalda, que ya casi bajaba y le dejaba mi lugar; cosa que a la señora ni le importo y siguió en su plática.
Pero justo cuando baje, la señora y su hija se sentaron, cuando se desocuparon los asientos, ambas en los asientos reservados, y me puse a pensar en lo hipócrita que fue esa joven mujer, que solo repetía ese discurso y solicitaba que se siguiera esa regla, para poder sentarse con su madre.
Su discurso solo fue hipócrita porque quería hacer sentir mal a alguien para que se levantara, pero cuando ella pudo ceder el asiento a un señor, bastante mayor, como su madre, no lo hizo y siguió quitada de la pena con su conversación.
Más allá de una queja social, debería ser una cosa cultural, respeto a los demás saber que debemos ceder nuestro asiento, no solo los reservados, sino cualquier asiento.