El famoso año bisiesto, un suceso especial y magnífico, dirían por ahí algunos, mágico.
El año bisiesto es una de esas cosas raras que pasan una vez en la vida, una cosa rara que sucede cada cuatro años, que ni es tan rara, por cierto y ya sabemos que cada 4 años vamos a celebrar que tenemos un día extra.
Y esta fascinación tras la leyenda o el mito del año bisiesto es algo que ha cautivado al cine, la televisión y por supuesto los libros; y lo que resulta ser solo un día más en el calendario para muchos es algo más.
Un día, solo un día más, es lo que le da su significado y contexto al año bisiesto, un año que trae pilón, es decir, un día extra y en vez de tener 365 días, en años bisiestos como este, febrero trae 29 días, en lugar de 28.
Un día tan especial que cada que nos toca vivirlo, cada cuatro años, casi, casi podemos respirar la magia. Pero ¿de dónde sacamos eso?, ¿de dónde salía la magia, los mitos y las leyendas?; si solo es un día, un día que ganamos a lo largo de 4 años, por la disposición del calendario gregoriano.
Pero vayamos más allá, dejemos de lado la magia, dejemos los chistes de las personas que nacen el 29 de febrero y sepamos cual es la lógica del año bisiesto y de donde sale el día 29 de febrero.
Wikipedia dice:
Este día se añade para corregir el desfase que existe entre la duración del año trópico: 365 días 5 h 48 min 45,25 s (365,242190402 días) y el año calendario de 365 días. Esto requiere que cada cuatro años se corrija el año calendario por una acumulación no contabilizada de aproximadamente 1/4 de día por año que equivale a un día extra.
En el calendario juliano se consideraban bisiestos los años divisibles entre cuatro. Así, el año juliano duraba 365 días + 0,25 = 365,25 días, más que el año trópico, que consta de 365,242190402 días.
Pero la historia de este día se remonta a tiempos muy antiguos, en los que la adaptación de los calendarios existente, termino convirtiéndose en un día extra cada 4 años.