Andar en pijama todo el día
En esta vida no hay nada más rico, más placentero que estar en pijama y fodongo todo el día, bueno, así que se diga que no hay nada mejor, pues no, hay mil cosas mejores, solo exageraba un poco lo rico que puede ser estar en esas fachas toda la semana, de lunes a domingo, pero principalmente es muy placentero estar en un miércoles por la tarde, en ropa de dormir a las 3:45 de la tarde.
Ya sé, ya sé, seguro habrá quien diga, “no juegues”, “acaso eres desempleado o un flojo”, que también es válido, mientras todos en la ciudad andan vestidos para acabar con el mundo con sus mejores ropas, existimos algunos que estamos en casa, en pijama.
Que debo decir el HOME OFFICE tiene muchas ventajas, entre ellas, puedes andar en pijama, en pans, en ropa de indigente, o como decía un amigo, en ropa de chango; porque nadie te está viendo para criticar tu fodonguez o que incluso ni te peinaste, solo te paraste a trabajar o incluso, saliste de la regadera, te pusiste algo cómodo y sin más te pusiste a ser productivo, pero un formato fodongo.
Digo, habrá quien piense que es aburrido estar en casa solo, todo el día, distrayéndose, sin mucha interacción con el mundo; pero esas pequeñas desventajas no se comparan en nada con no tener que pararte a las 6:00 a bañarte con agua fría, a salir al tráfico o meterte al metro en horas pico, puedes estar todo el día en ropa cómoda, muy cómoda, tanto que sin darte cuenta terminas usando tu pijama toda la semana, todo el día, a todas horas.
Es realmente muy, muy cómodo hacerlo, ya que esta ropa viejita, desteñida por el sol, el uso y las lavadas, es la ropa más cómoda que puedas usar durante el día; el único problema es que no es muy aceptado, socialmente hablando, estar en ropa deportiva todo el día, a menos que seas entrenador; tampoco es bien visto, que andes en ropa viejita, rota y con aeroventilas, a menos que seas indigente; y nunca es aceptado que andes en pijama todo el día, a menos que estés desempleado.
Ven, tenemos prejuicios para todo y ciertamente si juzgamos a un libro por su portada, a las personas por su imagen y su ropa, sin detenernos a pensar en sus capacidades o sus particularidades. Por lo menos, yo soy un vivo ejemplo de talento y productividad, vestida todo el día en pijama, ropa vieja o ropa deportiva.
Es mera comodidad, pero a veces sin darme cuenta termino sacando al perro al jardín, o en la tienda por algún snack de la tarde en pijama; mientras todos me miran con una cara, muy, muy crítica. Mis vecinos más cercanos, esos que me ven en pijama a todo momento, esos se les hace simpático y hasta han de pensar que soy muy extravagante por salir en pijama a las 4 de la tarde en martes o miércoles para sacar a pasear al perro.
Obviamente los demás me ven con cara de: que pedo con tu vida, y sí, tengo que reconocerlo, a veces si me da pena salir así, pero entonces me acuerdo de lo cómoda que es y entonces se me pasa.
Y tampoco me peino, ya saben, para no enamorar más gente