Ahora resulta que todos son coaches de vida
Literal y sin ánimo de ofender a los que son coaches de cualquier tipo, pero, ahora resulta que hasta el hijo de la vecina tiene una maestría en coaching, lo cual lo habilita y lo capacita con toda la autoridad moral para decirte como debes vivir tu vida.
Eso hace que me pregunte, ¿quién les dio el derecho y la autoridad moral para quitarme el placer de equivocarme?; digo, ese es un inmenso placer personal, la capacidad de decidir y equivocarte, ese derecho natural que se nos otorgó al nacer justo con el certificado de libre albedrío, el cual nos otorga el derecho natural e inalienable de decidir que hacemos activamente en todo momento. Un derecho ratificado por años y años de lucha civil ahora se traducen en la capacidad para decidir cómo queremos vivir nuestra vida.
Sin embargo, ahora resulta que cualquiera con unos cursitos que tomo en línea, en los que se presume aprendió sobre cómo se debe vivir la vida, lo autoriza para decirnos que debemos hacer y cómo debemos conseguir eso que anhelamos en la vida.
Lo que nos lleva a la cuestión más interesante, y es que, la vida no es una teoría, no es algo que se aprende de libros, la vida, y el cómo vivir correctamente es algo que se aprende en la práctica, y va a variar de acuerdo a cada persona.
Así que, pretender que una persona que lo único que ha hecho en su vida, es tomar un curso sobre coaching, puede tener la capacidad moral y el respaldo necesario para poder sustentar sus palabras, simplemente es ridículo.
Si, de verdad, ahora cualquier hijo de vecina es coach; pero, lo más preocupante es que esta nueva generación de gurús que se supone saben cómo se debe vivir la vida de forma exitosa, esos mismos coaches son personas sin éxito o relevancia alguna, con una vida llena de errores, con vidas bastante comunes que vienen a decirnos como debemos vivir, como es el éxito y como se supone podríamos alcanzarlo en cualquier ámbito, solo siguiendo sus consejos, anécdotas y expertirse de vida.
Ahora resulta que todos son coaches de vida y si los conociéramos un poco de cerca, seguramente terminaríamos aconsejándolos porque no dejan de cagarla nunca, y en casos extremos hasta los mandaríamos al terapeuta; si con un verdadero experto que pueda analizar y aconsejar sobre los errores de la vida.
Aunque bueno, yo sigo pensando que nadie puede quitarnos ese derecho a elegir y posteriormente a equivocarnos, porque incluso el error más estúpido del mundo termina siendo parte de tu acervo mental/emocional y ese error te debe dar una lección, e insisto, hasta donde yo recuerdo cada quien es libre de vivir su vida como se le antoje, siempre y cuando no dañe a los demás, pero, los nuevos e improvisados coaches de vida que han tomado 3 cursos con otros improvisados ahora vienen a hablarnos de la felicidad y el éxito como si ellos fueran gurús en el tema. Puf, claro que no.
Creo que esto del nuevo coaching moderno, es la versión hibrida de la famosa superación personal de los ochentas y noventas, con coaches que solo tienen éxito en algo, cobrar dinero para decirnos como ser felices, cuando ellos no son felices, ni saben cómo serlo.
Esto de ser coaching es el camino fácil que escogen muchos cuando no tienen un talento verdadero o creen que solo un curso en el que repiten de la teoría a las palabras como debe vivirse la vida.
Aunque bueno, si hay buenos coaches, y son aquellos que por la vida y su éxito han descubierto una forma para lograrlo; lo malo es que ya cualquiera con un curso presencial o peor aún, vienen a decirnos como hay que vivir.
Puta ahora todos se creen coaches de vida.