Tal vez antes, en los ochentas y noventas, o incluso años atras, los tiempos eran más simples, tiempos en los cuales un niño, inclusive los adultos sabían y muy bien el propósito de los juguetes: jugar con ellos.
Sí, las cosas eran simples, por lo menos cuando se hablaba de juguetes, y no había duda, cuando llegaba uno a tus manos lo habrías con desesperación para jugar con él.
Pero ahora, y desde hace muchos años, las cosas han cambiado, siendo un crimen capital sacar un juguete de su caja; la razón, ese juguete ya no es un juguete, ahora es un coleccionable, sin importar que sea el juguete más sencillo o el más caro, ahora todos los juguetes deben permanecer en su caja, ¿oh no?
Ese ahora es el dilema de muchas personas, sin importar edad, niños o adultos, pasan mucho tiempo analizando si abrir o no abrir su juguete, por aquello de que con los años se convierta en un gran coleccionable de mucho valor.
Digo, si cuando era niña por allá en los lejanos y perdidos años ochentas hubiera dejado intacta mi colección de My Little Pony, esos juguetes vintage en su caja, digo, tal vez ahora podría ser millonaria. Lo mismo sucede cuando veo a mis primos los más viejitos, ellos que crecieron en los setentas en sus manos se resguarda una gran colección original de Star Wars, con sus naves y figuras de acción, la mala noticia para el valor de su colección, que solo queda como juguetes vintage, es que están fuera de su caja.
Así que esa es la pregunta que debemos hacernos, queremos juguetes que nos hagan pasar muchas horas de diversión y felicidad creando recuerdos maravillosos o por otro lado queremos coleccionables en perfecto estado guardados en su caja, resguardados de la luz, el polvo y la humedad en compartimientos, cajas pues, que protejan el valor de esa colección.
Bien, tal vez la moraleja de todo esto sea que, los juguetes tienen una única función, divertirnos, alegrarnos y hacernos sonreír; sí, tal vez esa es la moraleja más grande, que los juguetes tienen una única función que juguemos con ellos.
Ahora, no digo que este mal ser un coleccionista, y no critico a quien lo hace, pero, por un momento dejemos de centrarnos en el valor futuro de los juguetes, para disfrutar el aquí y ahora, para disfrutar con estos objetos.