A veces es mejor no investigar que es
¿Quieres el secreto de la felicidad? ¡Aquí lo tienes! A veces, la neta, nos clavamos demasiado en saberlo todo. Andamos preguntando “¿qué es?”, “¿qué onda con esto?”, “¿a dónde vamos a parar?”. ¡Aguas! Tanta curiosidad puede ser contraproducente. A veces, es mejor no investigar qué es para que no se te caiga el teatrito de la felicidad.
¿Por qué a veces es mejor hacerse el loco?
Ya sé, ya sé, suena medio raro. Nos han vendido la idea de que “el conocimiento es poder”, pero, a menos que seas el mero mero de una empresa grandota (y a veces ni así), chance y te conviene mejor no saber. Imagínate, ¿para qué quieres saber si esa garnacha que te estás comiendo tiene más calorías que un maratón? ¡Mejor disfrutarla sin remordimientos!
El arte de vivir en la ignorancia (selectiva):
Ojo, no estoy diciendo que vivas en la negación total, como Homero Simpson cuando Marge está embarazada. Hay cosas que, quieras o no, te van a caer encima. Pero hay otras en las que puedes aplicar la de “ojos que no ven, corazón que no siente”. Por ejemplo:
- ¿Qué le echan al trompo de pastor? (Mejor ni saber, ¿verdad?)
- ¿Cuántos pelos de perro tiene tu suéter favorito? (¡Shhh!)
- ¿Qué piensa tu crush de ti? (A veces, la respuesta duele más que un raspón en la rodilla)
- ¿A dónde va esta relación? (Si te la estás pasando bien, ¿para qué preguntar?)
No le busques tres pies al gato (a veces):
En resumen, a veces es mejor no ser tan preguntones. No te claves en investigar cosas que pueden arruinar tu paz mental. Vive el momento, disfruta las pequeñas cosas y, si algo te hace feliz, ¡no le piques mucho! Chance y descubres algo que te amarga la existencia.
Moraleja: A veces, la felicidad está en la ignorancia. Así que, la próxima vez que te den ganas de investigar algo, ¡piénsalo dos veces! Chance y te ahorras un disgusto.