Peligros de la cola loca

En un rato más tengo que usar cola loca, rayos, no sé por qué, pero cada que escribo palabras chistosas o susceptibles a doble sentido me los imagino a todos y todas ustedes haciendo esta cara por qué yo dije COLA LOCA

Por favor, no hace falta decir que me refiero al pegamento instantáneo que pega cualquier superficie sin ningún problema, sí cualquier cosa, incluso dedos.

Realmente estoy pensando mucho si debería pegar esa pieza de cerámica que tanto me gusta, es irremplazable y tiene un gran valor emocional para mí, pero eso de pensar que de nuevo me voy a rebanar los dedos, otra vez. Rayos, quien pudiera imaginar que la cerámica es mejor para cortar piel que cualquier otro material, mmmm, espero que no haya ningún sycho leyendo esto. Lo peor es que cada que intento armar la pieza para ver si tengo todas las piezas termino con todos los dedos y las manos cortadas, sí, parezco emo con tanta herida.

Ok, una cosa es vivir con las manos llenas de curitas, pero otra cosa muy diferente, peligrosa y muy agobiante es pensar que voy a terminar con los dedos pegados, UNA VEZ PEGADOS TE FREGASTE QUE NO HAY PODER HUMANO QUE LOS DESPEGUE, ¡ni los remedios de abuelita!, o por alguna extraña razón terminaré con alguna pieza de este rompecabezas de cerámica pegado a la palma de la mano.

No puede explicarme como, pero siempre logro terminar con los dedos pegados, seguramente sumado a unas cortadas profundas, medio electrocutada y con un conato de incendio en mi habitación, lo juro, no sé cómo es posible o si Mr. Bing viene a poseerme cuando intento arreglar algo que termino electrocutada e incendiando algo con cola loca, solo a mí me pasa.

Es por eso que estoy pensando muy seriamente si vale la pena en aventurarse a reparar una pieza de cerámica o simplemente verla rota, mmmm, veamos:

Valor sentimental, versus, incendio, cortada, dedos pegados, mmmmmmm.