Haciéndome la barba con el podcast

Ya les caí, así que mala noticia a todos los que usan esa técnica para que les hable en buena onda, YA SE LES CEBO porque nunca más voy a cambiar mi actitud con alguien porque me hablen bonito del podcast, NELLLLLLLLLLLLLLLL, así que busquen otra técnica o táctica aquellos que recurren a halagar mi podcast, porque la neta ni esta tan bueno.

Ok, fue una pequeña broma, la verdad es que considero que el podcast de todas las cosas que hago es lo mejorcito, bueno pues, lo mejor de lo mejor. El podcast es divertido, es ocurrente, tiene temas variados, es chistoso, fresco y a veces cuando tengo exceso de confianza lo podría comparar con el de Olallo Rubio, bueno, en mi mente el podcast es perfecto; motivo por el cual nunca acepto malas quejas de él.

Es más una vez elimine a Sebastian Claveríe de todas mis redes sociales, lo bloquee del whats, puse en papelera de correos no deseados su mail, simplemente porque dijo que era malo, estaba lleno de clichés y era una bobada para concluir el reclamo CON MADURA YESICA.
Sí, la verdad es que si alguien va a hablar mal de mí podcast es porque:

1.Tiene una crítica bastante solida.
2.Está preparado/a para que nunca más en la vida le vuelva a dirigir la palabra.

Pero ojo, críticas constructivas si acepto, aquellas críticas que me hacen mejorar y ofrecer algo de calidad, algo que haga que el podcast algún día llegue a compararse con el de Ollalo Rubio, pero otra cosa es que lo oigan 3 segundos y me digan “QUE PENDEJADA ES ESA QUE HICISTE”

Lo sé, soy algo susceptible con mi podcast, de alguna manera tolero y entiendo mejor las críticas hacia mis artículos, notas, entrevistas y videos, pero con el podcast que nadie se meta, porque ese tema me puede hacer enojar de nivel 0 a nivel 5 mil en un segundo.

Tal vez por eso, las personas han descubierto un secreto a voces, y es que si hablas mal de mí podcast en mi presencia, eres vaneado de toda actividad virtual o real, pero también debo admitir que cuando alguien empieza a hacerme la barba con este producto que ofrezco, captan inmediatamente mi atención y generan en mi mente una opinión positiva, lo acepto, entro en un modo cooperativo y de forma cordial y agradable yo misma comienzo la comunicación.

Ya me lo había hecho Omar, y yo estaba bajo la firme convicción de que nunca le iba a hablar o seguir una conversación, pero entonces hábilmente me dijo que el podcast estaba chido, que era algo increíble y que esperaba escuchar más. Pero su táctica no quedo ahí, porque obvio, si alguien me cae mal, por más que me diga un día que el podcast es la neta, pues no voy a cooperar, pero él, hizo toda una estrategia de varios días pidiéndome el podcast, y obviamente yo caí como estúpida, redondita y poco a poco me conquisto con mi podcast, pero luego me mando a volar, y después de que me mando a volar y lo entendí, lo digerí y lo mastique, me dije nunca más me vuelven a hacer la barba con el podcast.

Pero no fue únicamente Omar y cuando estoy enojada, seria o distante con alguien inmediatamente sale el tema de lo chido que es mi podcast, pero ya los descubrí y nunca más me la vuelven a aplicar.

He descubierto que existe una gran corriente de personas que cuando me quieren hacer la barba, se me olvide un enojo o me ponga feliz con alguien, me hacen la barba con el podcast. Qué, acaso hay en algún foro de internet algún manual para tratarme o alguna pregunta en yahoo respuestas que pregunte ¿Cómo puedo hacer para que Yes se contente conmigo? Y seguro alguien contesto háblale bien de su podcast y pídele nuevos capítulos.

Ya he detectado a varias personas que para reanimar charlas en buena onda, siempre, siempre, siempre empiezan hablando del podcast y lo chido que es.

Oh una de dos, el podcast está bien chido que eso pensaba o me quieren hacer la barba en plan coco wash para que este de buenas. Ah, ya lo decía Dale Carnegie y si quieres ganar el afecto de alguien habla bien de lo que hace.

Claro, mi podcast es delicioso, pero ya los cache y no me van a poner de buenas mencionando mi podcast, ya no funciona, así que van a tener que buscarse otra forma para que me ponga cordial.