Rupturas

Despedidas

Siempre creí que lo más difícil de este mundo era estar una semana a dieta y para mi esa si es tarea imposible, porque para el día miércoles ya me comí todo lo que se puso a mi paso; lo sé, lo sé, se nota cuando alguien tiene una vida sin complicaciones.
Y no es que quiera minimizar mi vida a una existencia superficial en la que mi mayor problema sea resistirme de comer comida engordante; que a eso debo añadir, tampoco busco justificarme frente a nadie el hecho de que mi mayor problema sea no comerme un pastel. Sin embargo, lejos del análisis interesante sobre eso, para personas como yo, sin complicaciones, personas que no hemos estado expuestas a esas experiencias de vida que dejan cicatrices profundas y visibles, para nosotros comprender el valor de las despedidas, del adiós y todas esas cosas es un poco más difícil.

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Pero espera un momento, espera, espera, solo espera; que a mi mente están llegando muchísimos recuerdos sobre esas experiencias de vida que marcan, a mi cabeza están llegando imágenes muy nostálgicas en blanco y negro con música melancólica sobre despedidas, decir adiós, periodos de luto y duelo, errores y todas esas cosas que forjan el carácter de una persona. Así que debo decir, que tal vez en este momento mi mayor preocupación sea comer o no comerme la última dona, y puedo decir que es difícil; pero también conozco la implicación de una despedida, y debo decir que a veces duele despedirse de personas o seres queridos y cuesta 20 veces multiplicadas por 3, decir adiós que intentar estar a dieta.

A veces despedirse es lo más difícil que se puede hacer en la vida, pero nunca hay que olvidar que algunos comienzos se hacen finales y algunos finales se hacen comienzos.

Entonces debo corregir, no es que haya personas como yo, de hecho, no creo que nadie en este mundo, nadie, no haya tenido que enfrentarse a una pérdida o una decepción; todos lo hemos hecho, pero parte de nuestro crecimiento como personas es olvidar y enterrar esas pérdidas, todos esos adiós y todas esa despedidas que se han hecho en la vida, para cuando alguien se va, cuando alguien muere o cuando algo cambia.

Todos hemos experimentado el dolor y hemos sobrevivido al duelo de un adiós, de una despedida para seguir adelante. Y esto de olvidar creo que es la mejor herramienta que podemos tener, olvidar con el tiempo todas esas despedidas, para un buen día poder decir sin tristeza, morbo o arrogancia que lo más difícil de este mundo es estar a dieta.
Porque cuando estas sufriendo de una perdida, puedes entender lo superficial y frívolo que suena decir que lo más difícil de este mundo es no comerte una dona, cuando en realidad todo el proceso de vivir es más difícil y complejo que eso.

Pero las despedidas son parte importante de nuestra vida, una vida que está estructurada por etapas, en las que las personas, la situaciones y las cosas siempre terminan terminando, y es parte de nuestro crecimiento interno entender esas despedidas para tomar lo mejor para nosotros y poder seguir adelante.

Aunque esto suena muy bien en teoría, cuando tu mayor preocupación es una dona y tener que despedirte de ella; pero todo se complica y se multiplica por 20 cuando las despedidas son de otro tipo.

Y en este momento, debo decirlo honestamente no experimento mayor pérdida o adiós, que el de mis queridas y amadas donas; pero me puse a pensar en las despedidas, esas que tenemos cotidianamente en la que incluso, es difícil despedirse de alguien querido por un corto periodo de tiempo, ahora imagina como deben ser las despedidas que duran más tiempo.

Que pasa cuando llega ese momento de decir adiós, pero no te quieres ir; ¿qué pasa con ese momento?, ¿qué pasa?

Es de esas cosas difíciles en la vida saber que tienes hacer, tienes que irte y no lo quieres hacer.

Bien, hace poco en una conversación alguien me dijo, que uno no se puede ir, hasta que llegues al límite; contestando esa pregunta de saber que te tienes que ir, pero si no lo quieres hacer, pues no lo hagas. En ese tiempo, como parte de esa conversación filosófica de borrachos, me pareció interesante, pero ahora en retrospectiva creo que no hay nada que haga más daño, que quedarse tiempo extra.

Digo si algo ya caduco, por más que te guste, no puedes seguir consumiéndolo.

Las despedidas pueden doler, pero son parte de nuestro crecimiento. Además el consuelo es que las pérdidas se entierran y poco a poco se olvidan, para no volverte loco.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com