Filosofando

Decisiones

Si en los 35 años de vida que tengo, me hubieran dado una moneda por cada loca y estúpida decisión que tomo, en base a un sentimiento o una corazonada, creo que sería muy rica, y en este punto de la vida, cuando casi llego a la mitad o estoy a la mitad; toco madera para tener una larga y buena vida, en este punto puedo decir que nunca me he arrepentido de una sola decisión. Tal vez mis padres puedan quejarse de muchas de las cosas que hice, pero yo no, ¡no!, definitivamente todas esas locuras me forjaron no solo como persona, sino también mi carácter. Cada vez que me caí, me acercaba más a la persona que quería/quiero ser.

Ok, sí, he hecho cosas muy tontas, lo admito, no soy nada perfecta y he hecho cada cosa tan imbécil, que en el proceso de hacerlo o después, me digo: “Pinche Yesica mensa, en que carajos estabas pensando”, si bien eso a ti podría sonarte como un autor reproche, créeme, no lo era; más bien era una conversación interna de incredulidad para ciertas cosas que experimento en la vida.

Pero creo que eso es lo divertido de vivir, el hecho de enfrentarnos a esas decisiones, de experimentar las consecuencias de nuestros actos y no solo eso, respaldar cada acción.

Esta vida está llena de decisiones, siempre, en cada momento hay una divergencia que nos hace elegir, por cual ir, a veces decidimos en función del viaje, a veces tomamos una mala decisión solo para aprender, solo para divertirnos y porque con cada error, nos hacemos en definitiva más sabios.

Ese es el motivo por el cual nunca me he arrepentido de una sola de mis decisiones, inclusive las más tontas que me hicieron pensar, “en que carajos estaba pensando”, a la fecha no me arrepiento de ninguna de mis decisiones; tal vez haría las cosas de manera diferente, pero nunca cambiaria algo pasado, nunca y no es que tenga la consciencia libre de pecados. Pero repito, todas mis decisiones fueron hechas pensadas en algo o basadas para seguir un sentimiento y eso, eso no tiene precio.

A veces tienes que hacer locuras por razones tontas, pero tienes que hacerlas, nos convencemos de que todo saldrá bien a pesar de todas las pruebas en contra, pero supongo que no es tan malo, porque todas esas decisiones te hacen crecer, te hacen vivir, te hacen mejorar.

Además, que sería de mí en la vejez, sino tuviera que recordar mis acciones viejas, mis estúpidas decisiones, esas que me hacen sonreír o pensar, “en que carajos estaba pensando”, las decisiones, todas, nos hacen mejorar porque incluso equivocándonos mejoramos y aprendemos. Es más, aprendemos más sobre nosotros cuando algo malo sucede, que cuando todo camina sobre ruedas.

No hay malas decisiones, solo hay decisiones.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com